miércoles, 12 de mayo de 2010

MEMORIAS DE UN EGRESADO PARTE 6

Tras el jolgorio de fin de año nuevamente hay espacio para continuar con el relato del tiempo vivido, dedicando las líneas que siguen a lo que fue el 5to año de carrrera, el penúltimo en la Facultad de Derecho de la inmortal UNMSM.

Comenzaba los lunes con el curso Derecho Procesal Civil II, a cargo del Dr. Carlos Pérez Ríos, quien a lo largo del año hizo una cátedra interesante y bastante funcional, así como práctica, donde habían cuotas de doctrina, pero predominaba la casuistica, lectura y desarrollo de expedientes. Integrabamos esa cátedra una cantidad pequeña de alumnos, lo que hacía el curso más agradable y manejable, entre ellos Angela, Max, Fernando, Blanca Mamani y Saúl Villazana, estos últimos grandes amigos también y bastante empeñosos, de quien siempre tengo noticias de sus contribuciones en el campo tributario, que es la rama en que se especializan y de la que estoy seguro muy pronto serán los protagonistas. Más de una vez tuvimos dificultades con el condenado proyector, que frustraba las presentaciones en diapositivas, pero que al final siempre nos las arreglábamos para contar con todos los archivos.

Los martes comenzaba con Derecho Penal IV, curso que dictaba el magistrado Hugo Príncipe Trujillo. Si bien penal no me gusta mucho, casi nada, aunque respeto a los penalistas, debo decir que el curso de Delitos contra el Estado me fascinó completamente. La forma magistral en que el Dr. Príncipe dictaba sus clases, el orden en el que establecía el tipo, el sujeto activo, pasivo, el bien jurídico tutelado y la manera de absolver preguntas daban un plus a la materia; a pesar de su rol en la judicatura del país y llevarse en ese entonces el proceso contra el condenado rematado criminal contra los Derecho Humanos, Alberto Fujimori, se daba tiempo para asistir todas las clases a la cátedra, aclarar las dudas en cuanto a la calificación formulada por los alumnos, que no eran pocos, y planificar todo el trabajo dando pre aviso a la actividades en verdad eran de sacarse el sombrero ante él, pues lo hacía con humildad y sencillez, la misma que solo la tienen los grandes, una lección para los déspotas que se alucinan vacas sagradas e intocables, que de seguro responden a las frustraciones de la infancia y que ahora se quieren vengar de la sociedad. No puedo dejar de mencionar a su delegado "estrella" Humberto Ruiz, quien también se lanzó a la responsabilidad de apoyar a los 180 alumnos que conformábamos la cátedra y lo hizo bien a pesar de los problemas comunes.

Acabando la clase teníamos un pequeño interregno hasta que iniciara la cátedra de Derecho Civil VII, en la cual pululábamos por las escaleras y pasillos de la facultad, conversando con compañeros que apenas veíamos por la diferente carga horaria, como el elegante Jorge Carretero, la carismática Isabel (amiga de años en verdad y cuya sonrisa siempre ponía luz a la noche), la brillante y recatada Milagros Granados a quien aprecio y respeto muchísimo, la incansable difusora de los Derechos Humanos Yurica Ramos, con quien siempre es grato hablar, el cordial y talentoso David Fernández, promesa del Derecho Internacional y a Diana Pascual junto a Manuel Isidro que ese año concluían la carrera, entre otros ilustres personajes.

A las 8:15 comenzaba la cátedra de Derecho de Familia, a cargo del Dr. Zárate del Pino, y la cual llevábamos los Beatles. La misma fue llevada a cabo por el Dr. Zárate de una manera aparentemente tradicional, pero que en la práctica se dejaba entender mejor que sus pares que apelaban al mismo método, por su estilo sobrio, elegante y preciso de explicar, sin tanto enredo o barullo, con la palabra propia para no confundir y respondiendo a todo cuestionamiento que se hacía sobre lo explicado; a pesar de tener fama de difícil (y sí que la tenía) su método daba resultados pues uno sentía que aprendía, claro que en el parcial y final se sudaba frío. El único problema que se presentó radicaba en que el profesor a veces se extendía de las 10 lo cual era peligroso pues San Marcos, producto de las obras del by pass que hasta ahora no concluyen del todo (¡¡¡¡ojo 2010!!!!), estaba completamente aislada y para tomar carros, por cualquier lado tenías que caminar 150 metros mínimo, además que no se encontraban vehículos disponibles a esa hora y los malandrines de barrios aledaños acechaban como hienas, así uno no tenga cosas de valor te hacían pasar el peor de los momentos cuando intentaban arranchar las pertenencias y, para los retrógradas que creen que San Marcos es enemigo del progreso, deberían advertir que no se pudo ningun tipo de seguridad, ni siquiera serenazgos, en esos caminos a los que fuimos exiliados por la razón del by pass, a pesar de las reiteradas denuncias en la comisaría (¿discriminación? ¿poca previsión? ¿letargo?).

Los miércoles, contra mi naturaleza, pero no me quedaba de otra, iba por un solo curso a la Universidad, era el de Mediación, Conciliación y Arbitraje a cargo del Dr. Estela Huamán...

Los jueves eran los días de una verdadera carga, pues comenzaba mi jornada las 3:45pm, por cuanto para en ese año el Dr. Palomino me dio la responsabilidad de ocuparme del grupo de Derecho Constitucional I como su asistente los primeros meses, lo cual cambió a la categoría de ayudante de cátedra tras haber ganado el concurso de ese año.

Ser ayudante de cátedra es una tarea fascinante, al menos desde mi punto de vista, sobre todo por la cercanía que tienes a las inquietudes de personas como uno mismo, solo que en años menores, y que así como en su momento uno exigía, ahora es quien debe estar bajo al presión y responder a todas las dudas e interrogantes según las funciones que le encomiende el catedrático a quien asiste. Como señalaban las bases del concurso, la ayudantía se orienta principalmente a quienes tengan vocación docente y en un futuro asuman las cátedras en la Universidad y eso tiene una poderosa razón, y es que en la interacción con los jóvenes alumnos uno va ubicando problemas, inquietudes recurrentes, pero también va advirtiendo talentos y mucho nivel así como empeño en estudiantes que con una buena orientación pondrán sus conocimientos al servicio de la Justicia y la mejora del país. Dentro de las muchas labores que tuve que realizar, recuerdo que me tracé un principio a la hora de ser ayudante, "no hagas lo mismo que como alumno no te gustaba que hagan en las cátedras", por ejemplo, entregar notas al último, no tener un orden o planificación adecuada, improvisar las clases, entre otras cosas; únicamente bajo una organización adecuada desde un inicio el curso podría dar sus frutos, sin reglas de juego claras todo esfuerzo devenía en inútil. Afortunadamente que al final todo salió como se esperaba y los más sastifechos fueron los alumnos.

A las 6pm comenzaba mi clase de Derecho del Trabajo II, que fuera dictado por el Dr. Gamarra Vilchez, esa era otra de aquellas clases masivas que provocaban que el oxígeno fuera insuficiente, sobre todo cuando el profesor amenazaba con tomar control de lectura, la gente aparecía en manadas, uno no sabe cómo ni de dónde, pero llegaban. Allí, con bastantes ironías, frases sugestivas y con tono enérgico cuando resultaba necesario el Dr. Gamarra explicaba los principales conceptos, doctrinas y normas relativas al Derecho del Trabajo Colectivo, la importancia que tienen los sindicatos, a pesar del cobarde ataque contra los mismos desde los niveles más altos durante las últimas dos décadas y como la legislación que rigen a los mismos se inspiran en principios de solidaridad y justicia en aras de la reivindicanción de los trabajadores. Demás está decir que el Dr. Gamarra era el terror de los que se quedaban dormidos en clase, los que no asistían o los que llegaban tarde, a quienes satirizaba elegantemente o a veces de forma campechana. Sería gracias a esta cátedra que conocí a una magnifica persona, mi gran amiga Patty Berrú; si bien el tiempo que nos conocemos puede parecer corto, cuando hay afinidad en el pensamiento y respeto mutuo podemos sentir que conocemos a la persona de mucho tiempo y la apreciamos enormemente casi al conocerla. En el caso de Patty, debo decir que (aunque seguro me va a pegar por esto) fue muy valiente y desprendida al preocuparse de todo el salón y representarlo ante el Dr. Gamarra, sabiendo que era un grupo algo inestable por la cantidad de alumnos, pero ello no fue obstáculo para que su labor fuera altamente positiva y favorable al curso y que lo que se decidía en clase sea del conocimiento de todos para evitar ingratas sorpresas; en verdad gracias Patty, eres única, sigue así, siendo excelente en todo lo que haces.

A las 7:30 comenzaba el que sería el curso que más sospresas me traería ese año y daría inicio a "una hermosa amistad" , en palabras de Rick Blaine (quienes han visto Casablanca la captan, los que no ¡veanla!), fue la cátedra de Derecho Tributario I con la Dra. Carmen Robles. De ella tenía noticias por parte de Pablo, que en toda la presente memoria no lo he mencionado porque efectivamente casi ni lo veía debido a sus nuevos compromisos, quien me orientaba respecto a la rama que había decidido especializarse, el Derecho Tributario, así que por recomendación suya me matriculé con la Dra. Carmen Robles. Pablo no llevaría el curso pues él lo había adelantado el año anterior.

Las diversas lecciones con la Dra. Robles fueron de mucha expectativa e interés, por cuanto el tema tributario es indudablemente esencial, el cual debe conocerse debidamente por cuanto todos nos vinculamos a él de alguna forma u otra, pues si bien somos ciudadanos, para el Estado en la práctica somos sobre todo contribuyentes. Marx decía que la base de la sociedad radicaba en la economía, claro que el entendía las relaciones de producción como protagonista dentro del esquema materialista dialéctico; ahora, si bien es cierto no estamos bajo ese esquema, el manejo de la riqueza y economía aún sigue siendo lo esencial bajo este tipo de sistema, de allí que el Estado de asegure por todos los medios de captar recursos, aunque lo hace de manera ineficiente, descuidando reiteradamente aplicar los principios tributarios de manera correcta por una mala comprensión de los mismos. Interactuar a través del correo, el blog, las diapositivas entre otros recursos "geeks" le imprimían a la cátedra de la Dra. Robles un aire más remozado respecto de sus pares, y evidenciaba que la cátedra en verdad se preocupaba porque el alumno APRENDA (siempre resaltaba esa palabra la Dra. en sus clases). Sería gracias a Pablo que pude conocer mejor a la Dra. Robles, sobre todo a través de mi trabajo, el cual aún no es muy bueno, pero lo compenso con entusiasmo y dedicación, y con el compromiso de mejorar cada día más. Lo anecdótico radica en que la calificación que obtendría en Tributario I sería la más baja de las que obtuve en mi 5to año de Derecho :D

Salía disparado de la clase de la Dra. Robles porque tenía un cruce de 45 minutos con la última cátedra de los jueves, la del profesor Demetrio López Santos, ajá, el mismo de Derecho Minero, esta vez en el curso de Derecho Civil VI -Contratos-. Una vez más me tocó ser su delegado y a pesar de las dificultades el curso se llevó a cabo con los resultados esperados. A veces ser delegado resulta un poco ingrato, pues la gente solo te saluda y te hace atenciones porque nunca van a clases y quieren que los ayudes, pero luego que pasa ni siquiera te miran, lo que en verdad es una total falta de educación y cortesía; ante eso, solo recordaba lo que me decían de niño "cada uno es reflejo de la crianza de su hogar". El profesor siempre fue comprensivo, sobre todo con el horario pues sabía que si llegábamos más tarde nos exponíamos al salir, así como en las dificultades que algunos presentaban con la entrega de sus trabajos u evaluaciones, pero sin llegar al abuso.

Los viernes tenía el curso de Derecho Administrativo con el Dr. Solís Espinoza, también es del estilo de los profesores prácticos, sin mucha doctrina, pero si bastante funcionales. Con el se contemplaron los principales puntos relativos a las cuestiones de administración pública y temas que siempre escuchamos pero a veces pasamos por alto, como CAFAE, Servicio Civil, escala remunerativa, nivel F7, recursos de apelación, reconsideración, queja, entre otros temas bastante llamativos, por la misma naturaleza de las actividades que los profesionales del Derecho realizan a diario. Recuerdo el célebre trabajo monográfico, donde habían hasta grupos exageradamente de 5 personas cuando 1 o 2 bastaban para hacer una buena investigación. También era el curso donden podía ver y conversar algo con mis queridas amigas Michi Rivera y Milagros García. Lo que si daba verguenza ajena era como mucho alumnos faltaban respeto a la cátedra, por cuanto nunca asistían, apenas para el parcial y el trabajo, pero sus nombres siempre estaban en las listas de asistencia, en verdad verguenza por ellos y por quienes tontamente se subordinaban a ellos y los anotaban religiosamente. Uno puede entender dificultades de vez en cuando, pero hay quienes hacen de eso una majadería y lo peor es que luego se venden como "grandes estudiantes", simplemente lamentable.

Acababa los viernes a cargo del Dr. Figueroa Bustamante, quien dictaba el curso de Derecho Monetario, Bancario, Financiero y de Seguros. El nomen iuris del curso, demasiado rimbombante para mi gusto, genera la impresión inmediata respecto que el una hora y media de clase semanal no alcanzaba en lo mínimo para poder cubrir siquiera el 50% de todos los temas a abarcarse; a pesar de la importancia obvia de dicha materia, pues nuestro país ha sido considerado en lo últimos años la mejor plaza financiera del mundo, así como ser testigos de un crecimiento impresionante en las coberturas de seguros y el empleo de servicios bancarios. En ese aspecto el catedrático motivaba bastante, más las ausencias, feriados largos, atrasos y otros avatares jugaron siempre en contra, lo que determinó que la cátedra no se explote como se debía. De todas formas queda la necesidad de ahondar más en los temas de forma autodidacta o a través de un curso de extensión. Aunque esto nos lleva a otro problema recurrente en la Facultad ¿qué hacer cuando los profesores no cumplen totalmente con el silabo? claro, completarlo todo es lo ideal, muchos docentes llegan al 75%, pero que pasa cuando ni siquiera se abarca el 50% ¿qué soluciones caben para subsanar esa situación?

Fuera de todo lo anotado, el 5to año fue muy especial para mi, mejor dicho, el año 2008, pues ya no era solo yo en la vida, compartía mis vivencias con alguien más, mi compañera y mejor amiga que así como yo también iba avanzando en su camino, a nivel laboral y profesional, la persona a quien dedico mis alegrías y penas, junto a quien he tenido las experiencias más tiernas y sentimentales de mi vida, afortunadamente las sigo teniendo mi adorada Jennifer...

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